John Scopes, de la ciudad de Dayton, en Tennessee, fue declaradoculpable por enseñar que los seres humanos habían evolucionado. La prensa nacional descendió a la soñolienta ciudad de Dover igual que ochenta años anteshabía descendido a la soñolienta ciudad de Dayton. Al lugar se acercó incluso un tataranieto de Darwin, Matthew Chapman, decidido a recoger datos para unlibro sobre el proceso. Fue una derrota aplastante. La acusación fue astuta y estaba bien preparada; la defensa, mediocre. Free Adobe Flash Gallery Templates.
El único científico dispuesto a testificar para ladefensa admitió que su definición de «ciencia» era tan amplia que podía incluir incluso la astrología. Al final, quedó demostrado que Of Pandas and People no era más que una chapuza, un libro creacionista en el que simplemente se había sustituido «creación» por «diseñointeligente». Pese a ello, la sentencia no estaba cantada. El juez Jones había sido designado por George W.
Bush, y era una persona religiosa, devota, y un republicanoconservador, lo que no conforma precisamente unas credenciales pro darwinistas. Sin embargo, cinco días antes de Navidad, el juez Jones emitió su veredicto a favor de la evolución. No se anduvo con chiquitas. Dictaminó que la políticadel comité escolar era de una «sobrecogedora inanidad», que los defensores habían faltado a la verdad cuando dijeron que no los movían motivacionesreligiosas, y, lo más importante, que el diseño inteligente era creacionismo reciclado: Es nuestra opinión, un observador sensato y objetivo, después de recibir el voluminoso sumario de este caso y nuestra exposición, alcanzaríaineludiblemente la conclusión de que el DI es un argumento teológico interesante, pero que no es ciencia… En resumen, la resolución de advertencia [delcomité escolar] presenta la teoría de la evolución como necesitada de un tratamiento especial, presenta de manera equívoca su estatus en la comunidadcientífica, incita a los estudiantes a dudar de su validez sin justificación científica, presenta a los estudiantes una alternativa religiosadisfrazada de teoría científica, los induce a consultar un texto creacionista [Of Pandas and People] como si fuera una fuente de información científica, e instruye a los estudiantes para que renuncien al método científico en las clases de las escuelaspúblicas y en su lugar busquen instrucción religiosa en otro sitio. Jones también rechazó la pretensión de la defensa de que la teoría de la evolución era irremediablemente errónea: No cabe duda de que la teoría de la evolución de Darwin es imperfecta. Sin embargo, el hecho de que una teoría científica no pueda explicar todavíatodas las observaciones no puede utilizarse como pretexto para colar en las clases de ciencia una hipótesis alternativa no contrastable y basada en lareligión con la intención de distorsionar unas proposiciones científicas bien establecidas.
Pero la verdad científica la deciden los científicos, no los jueces. Lo que Jones hizo fue simplemente impedir que una verdad establecida quedaseoscurecida por unos oponentes dogmáticos y sesgados. Con todo, su veredicto fue una espléndida victoria para los escolares norteamericanos, para laevolución y, desde luego, para la ciencia.
Pero no era momento de regodeos. A lolargo de más de veinticinco años de docencia y defensa de la biología evolutiva, he aprendido que el creacionismo es como el payaso tentetieso con el quesolía jugar de niño: cuando lo golpeas, cae por un momento, pero siempre vuelve a incorporarse. Y aunque el juicio de Dover es una historia americana, elcreacionismo no se limita a Estados Unidos. Los creacionistas, que no necesariamente son cristianos, están echando raíces en otras partes del mundo, sobretodo en el Reino Unido, en Australia y en Turquía. La batalla por la evolución no parece tener fin. Forma parte de una guerra más amplia, una guerra entrela racionalidad y la superstición.
Lo que está en juego no es sino la propia ciencia y todos los beneficios que ofrece a la sociedad. El mantra de los oponentes a la evolución, en Estados Unidos o en cualquier otro lugar, es siempre el mismo: «La teoría de la evolución está en crisis». Loque se quiere decir es que hay algunas observaciones profundas de la naturaleza que entran en conflicto con el darwinismo. Pero la evolución es mucho másque una teoría, cuanto menos una teoría en crisis. La evolución es un hecho. Y lejos de arrojar dudas sobre el darwinismo, las pruebas realizadas por loscientíficos durante el último siglo y medio la apoyan totalmente, muestran que la evolución se produjo, y que se produjo en gran medida tal como Darwinhabía propuesto, a través de la selección natural.
Este libro presenta las principales líneas de evidencia de la evolución. Para quienes se oponen al darwinismo sólo por una cuestión de fe, ninguna cantidadde pruebas servirá para cambiarlos: su creencia no está fundamentada en la razón. Pero los muchos que dudan, o que aceptan la evolución pero no estánseguros de cómo defenderla, hallarán en esta obra un resumen sucinto de por qué la ciencia reconoce en la evolución una verdad científica.
Lo escribo conla esperanza de que gentes de cualquier parte del mundo puedan compartir mi asombro ante el enorme poder explicativo de la evolución darwinista, y puedanenfrentarse a sus implicaciones sin temor.
Download - Update. Star - Update. Star. Download the. free trial version below to get started.
Double- click the downloaded file. Update. Star is compatible with Windows platforms. Update. Star has been tested to meet all of the technical requirements to be compatible with. Windows 1. 0, 8. 1, Windows 8, Windows 7, Windows Vista, Windows Server 2. Windows. XP, 3. 2 bit and 6. Simply double- click the downloaded file to install it. Update. Star Free and Update.
Star Premium come with the same installer. Update. Star includes support for many languages such as English, German, French, Italian, Hungarian, Russian and many more. You can choose your language settings from within the program.